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1514 versus 1967 CARMEN POSADAS, Embajadora Honoraria del Patrimonio Mundial de España. Adiprope

Carmen-Posadas

Hace unos días tuve el honor y la satisfacción de que me nombraran Embajadora Honoraria del Patrimonio Mundial de España. Adiprope es una fundación que se ha impuesto la muy necesaria labor de promover el conocimiento de nuestro riquísimo acervo cultural. España es, después de Italia y China, el país con más sitios catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero más allá de la belleza e incalculable valor de estos monumentos y enclaves naturales, España cuenta, a mi entender, con dos patrimonios inmateriales aún más trascendentes.

El primero es obviamente nuestra lengua. En estos momentos hay 600 millones de personas que hablan, aman y sueñan en español. Solo en los Estados Unidos casi 42 millones son hispanohablantes y se calcula que en breve se convertirá en el país con más hispanohablantes del mundo. Y esta comunidad, cada vez más influyente y próspera, es ya la mayor valedora de nuestra cultura en el resto del mundo.

Pero existe, además del español, otra aportación que España ha hecho a la civilización que me parece aún más relevante. Hablo del mestizaje, el único antídoto que existe contra la xenofobia. 1503 y 1514 son dos fechas que no resalta ningún libro de historia y, sin embargo, albergan hitos trascendentes. En 1503, Isabel la Católica reconoció a los nativos del recién descubierto continente americano como súbditos suyos de pleno derecho. En 1514, Fernando el Católico, sabedor de que los que iban a las Indias eran primordialmente hombres y «para poner a salvo sus almas inmortales que estaban en peligro por amancebarse sin bendiciones con mujeres indígenas», autorizó los matrimonios interraciales. Como consecuencia de ambas disposiciones se produjo el antes mencionado mestizaje. Un hecho que, según el hispanista e historiador británico Hugh Thomas, «propició que, a mediados del siglo XVI, nada menos que la mitad de los colonos de La Española estuvieran casados con mujeres indígenas».

Para que puedan contrastar este fenómeno con lo acontecido en las zonas de influencia de otras potencias, como la anglosajona, por ejemplo, basta señalar que la misma ley que el rey católico sancionó en 1514, en los Estados Unidos tiene fecha de… 1967 y en Sudáfrica, de 1985. Cuando Tocqueville visitó los Estados Unidos hacia 1831, le llamó mucho la atención un dato y así lo registró en su celebérrima obra La democracia en América. La particularidad de que, a pesar de que en la Declaración de Independencia se especificaba claramente que «los hombres son creados iguales y dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables», lo que Tocqueville veía a su alrededor no encajaba precisamente con tan bellas palabras.

Relata, por ejemplo, cómo un día pudo observar que, en la ciudad en la que se encontraba y en la que se celebraban elecciones, había un porcentaje elevado de personas de color y, sin embargo, ni una sola se acercaba a votar. ¿Por qué no ejercen su derecho? –preguntó a un caballero que salía de ejercer el suyo–, a lo que este le contestó sorprendidísimo que a ningún «nigger» se le ocurriría semejante cosa, so pena de que los pacíficos ciudadanos lo molieran a palos.

Segregación racial en escuelas, autobuses, lavabos e incluso en los bancos de un parque; quebranto de los derechos civiles, Ku Klux Klan… de todo esto hemos sido testigos sin que nos llamara demasiado la atención porque, en el imaginario colectivo, los Estados Unidos han sido siempre la cuna de la igualdad y la libertad. Pero una cosa son las percepciones y otra, los hechos y estos constatan que en los países de cultura hispana jamás se han producido semejantes atropellos.

Por eso yo, como española de las dos orillas que soy, puedo decir que España es el país menos racista que conozco. Y también, como parte de la inmensa comunidad mestiza a la que también me siento orgullosa de pertenecer, me gustaría resaltar que esa pionera mixtura y entrevero de etnias, culturas y sentires es otro patrimonio inmaterial de la humanidad que España ha dado al mundo. Uno que ha colaborado decisivamente a la concordia, a la convivencia y, por supuesto, a la justicia.

Fuente: https://www.abc.es/xlsemanal/firmas/carmen-posadas-1514-versus-1967.html

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