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Toledo, Patrimonio Mundial, vista por Adiprope
por Constanza Carmona
Toledo, Patrimonio Mundial, vista por Adiprope 1

“Desde todas partes y en todos sus puntos, Toledo es alucinante y desmesurado”.
Ortega y Gasset.

La historia de España se condensa en Toledo. Exótica y compleja. Imperial y religiosa. Con una personalidad inconfundible. Toledo es un laberinto de historia viva y compartida, de coexistencia de las Tres Culturas: la judía, la cristiana y la musulmana. Si bien hay que decir que la convivencia, tolerancia y comprensión ha sido algo idealizada al vivir cada uno en sus barrios, sin mezclarse, mirándose con cierta desconfianza… con sus conflictos, vicios y virtudes. Todos los estilos arquitectónicos y todas las culturas han dejado muestras importantes de su presencia en Toledo. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986. Toledo es testimonio excepcional de tiempos pasados: la civilización romana, visigótica, Emirato de Córdoba, la civilización judía, la Reconquista en la Edad Media y la Monarquía Hispana de los Austrias.

La civilización romana la denominó Toletum y bajo su dominación se construyeron templos, teatros, anfiteatros, circos, murallas y acueducto. Con la desaparición de la Hispania romana, la ciudad fue ocupada los visigodos que la convierten en su capital. Con la conversión al catolicismo del rey Recaredo, en el III Concilio de Toledo del año 589, y la celebración en ella de los sucesivos concilios visigóticos comienza un proyecto colectivo de nación que entusiasma a todos. Sobresale San Isidoro, la figura intelectual más brillante de su siglo en España y probablemente en la Europa naciente. En 711, Toledo cayó en poder de las fuerzas islámicas dirigidas por Táriq ibn Ziyad, en un dominio que se conocería como la Taifa de Toledo y que duraría casi trescientos años. La llegada de los musulmanes no hace decaer su importancia pues, aunque pierde su condición de capital, sin embargo, alcanza altísimas cotas desde el punto de vista cultural.

Las tropas cristianas de Alfonso VI reconquistan definitivamente Toledo el 25 de mayo de 1085 poniendo fin a la dominación árabe. Durante esos siglos medievales, Toledo fue sede de la Corte y capital de la monarquía castellana. Alfonso X desarrolló la “Escuela de Traductores de Toledo”. Bajo el amparo económico y la protección de los arzobispos toledanos, eruditos judíos y cristianos mozárabes se encargaron de la traducción de obras clásicas, griegas y romanas.

Toledo alcanzó su mayor esplendor en el XVI, incluso después del traslado de la capitalidad a Madrid en el año 1561. La institución más importante que quedó en la ciudad fue la Iglesia, por lo que llegó a ser considerada como la segunda Roma, levantándose hospitales, conventos… En ese ambiente, sobresalen las obras extraordinarias del pintor cretense El Greco. Fuente de inspiración de poetas, pintores, arquitectos, escultores, orfebres… Su núcleo urbano, cuajado de fundaciones conventuales, de calles estrechas y tortuosas, de cuestas y más cuestas, no decepciona. Sobrecoge tanta historia.

Todos estos momentos históricos han dejado su testimonio en el patrimonio de Toledo.

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De la TOLEDO ROMANA nos queda el Puente de Alcántara, por donde pasaba la calzada que unía Emérita Augusta (Mérida) con Cesárea Augusta (Zaragoza). Dañado y reconstruido a lo largo de los siglos, las armas de los Reyes Católicos decoran sus muros.

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De su PASADO ÁRABE se conserva su entramado urbano, de calles estrechas y sinuosas, cuyos tejados casi se tocan, pero con ventanas que nunca se miran de frente, edificios que ocultan a la vista sus joyas más preciadas, patios llenos de verdor, azulejos y fuentes de agua. De entonces son las puertas de acceso al recinto amurallado de Alfonso VI o Bisagra vieja, de Alcántara, del Vado y Doce Cantos, la Puerta del Sol, el Arco de la Sangre que da entrada a la Plaza de Zocodover…magníficos ejemplos de ingeniería militar hispano-musulmana.

De las diez mezquitas que llegó a tener la ciudad, la del Cristo de la Luz es la mejor conservada. Construida en el año 999- época de esplendor del Califato de Córdoba- tal y como reza la franja epigráfica de su fachada de acceso, sobre una iglesia visigoda. Raro y único ejemplar del arte musulmán en Occidente. Preciosa fachada con galería de arcos de herradura decorados con dovelas de distintos colores, como los de la Mezquita de Córdoba, dentro de arcos polilobulados. El interior, de planta de cruz griega, da lugar a nueve cúpulas de clara inspiración califal (nervios que no se cruzan en el centro) ¡todas distintas entre sí! Su ábside mudéjar (uno de los más antiguos de éste estilo), se añadió en el siglo XII, tras la conquista cristiana de la ciudad, cuando Alfonso VI cedió el edificio a los caballeros de la orden de San Juan, para ser ermita bajo la advocación de la Santa Cruz y de la Virgen de la Luz. En excavaciones recientes, bajo la mezquita, se encontró una calzada romana. ¡Toledo no deja de sorprendernos!

Pero, sobre todo, la herencia más patente y omnipresente es la estética mudéjar: construcción en ladrillo, variados arcos entrelazados, mampostería, techumbres de madera y ricas yeserías…utilizadas en todo tipo de edificios, incluida la catedral.
Es el Mudéjar un fenómeno autóctono y exclusivamente hispano que aplica a los edificios cristianos influencias de estilo hispano-musulmán debidas a albañiles de tradición andalusí. Se manifestó tanto en elementos arquitectónicos estructurales, como decorativos: empleo del ladrillo, arcos de herradura, artesonados de madera vista, riquísimas yeserías caladas y policromadas, etc.

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La PRESENCIA JUDÍA se puede rastrear el barrio de la aljama, al Oeste de la ciudad. Tenía un carácter semi independiente dentro de la propia Toledo, teniendo los rabinos una amplia autoridad, pues contaba con su propia organización: fiscal, jurisdiccional y religiosa. Se convirtió en el siglo XII en la comunidad judaica más importante de la corona de Castilla. En Toledo se afincaron poetas, gramáticos, filósofos, científicos, médicos…de amplia representatividad social y política con los reyes cristianos. La calle de Santo Tomé constituía el eje principal de la judería, conformada por carnicerías, zocos, murallas, puertas, calles, adarves, casas de estudio de la ley y hasta un total de diez sinagogas, de las que nos han llegado las Sinagogas del Tránsito y de Santa María la Blanca. Su extraordinaria importancia radica en ser las más imitadas posteriormente tanto en España como fuera. Ambas son muestra incomparable del arte mudéjar, simbiosis de técnicas heredadas por los alarifes musulmanes, consecuencia directa de la convivencia entre los grupos culturales de la España medieval.

Pese a la prohibición de erigir sinagogas en Las Siete Partidas del rey Alfonso X, se permitían excepciones. Una de estas fue la de la Sinagoga del Tránsito. Levantada entre 1355-1357 por el tesorero de Pedro I “el justiciero”, el poderoso Samuel Ha-Leví, con permiso del rey de Castilla en agradecimiento por el apoyo y fidelidad de los judíos de Toledo en su lucha contra su hermanastro el ilegítimo Enrique de Trastámara, “el fratricida”. La Fachada, muy sencilla, no corresponde con la magnificencia y riqueza decorativa que atesora su interior. La cubierta de la gran Sala de Oración es uno de los mejores ejemplos de carpintería medieval toledana. Destacan las bellísimas yeserías policromadas y caladas de muros y galerías superiores (desde donde asistían al culto las mujeres), con textos en hebreo y árabe, inscripciones del Éxodo, Libro de los Reyes, salmos de David, motivos geométricos y heráldicos de Castilla y León. Especialmente en el muro este, donde se abren 3 esbeltos arcos lobulados para la Hejal o nicho donde se guardaban los rollos de los textos sagrados de la Torá.” ¡Dios del Universo! Pálido y consumido del deseo de los atrios de Dios, mi alma y mi cuerpo aplaudirán al Dios vivo. Hasta el pájaro encuentra casa y la golondrina nido donde poner sus polluelos, altares suyos, Dios del Universo, Rey mío”. Tras la expulsión de los judíos en 1492, fue entregada a la Orden de Calatrava para servir de Hospital e Iglesia de San Benito. En el siglo XVII pasó a ser conocida como Iglesia de Nuestra Señora del Tránsito debido a la pintura que se encarga a Juan Correa de Vivar del Tránsito de Nuestra Señora (hoy en el Museo del Prado). A pesar de las vicisitudes históricas (incluidos destrozos durante la Guerra de la Independencia y Desamortización del XIX) resulta milagroso que se haya conservado hasta hoy.

La Sinagoga de Sta. María la Blanca, fue mandada construir a comienzos del XIII por Abraham Ibn Alfachar, consejero y embajador del Alfonso VIII. Sus cinco naves separadas por arcos de herradura descansan sobre pilares octogonales, con magníficos capiteles tallados en estuco. Un segundo cuerpo de arcos polilobulados con bellísima decoración vegetal y geométrica. Al igual que en la sinagoga anterior, se conservan algunas inscripciones con textos bíblicos “Mejor es un día en tus atrios que mil en mis mansiones” (Sal 84, 3.5.11),” yo, como olivo frondoso en la Casa de Dios, en el amor de Dios confío para siempre jamás.” (Sal 52, 10).

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La TOLEDO MEDIEVAL MUDEJAR cristiana nos deja obras tan importantes como La iglesia de Santiago del Arrabal, Santa Leocadia (mártir durante la persecución de Diocleciano), San Román, con pinturas románicas al fresco del XIII (hoy Museo de los Concilios Visigodos Concilios y de la Cultura Visigoda. Dada la trascendencia de éste periodo histórico para comprender la génesis de España, merecería un capítulo aparte), Ermita del Cristo de la Vega (con su leyenda convertida en pieza literaria por José Zorrilla bajo el título “A buen juez, mejor testigo”), de Santo Tomé, donde luce el archiconocido “Entierro del Conde Orgaz” del Greco.

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De la TOLEDO IMPERIAL destacan su imponente Alcázar, un sin fin de iglesias, conventos y monasterios como el de San Juan de los Reyes, construido éste último bajo patrocinio de la reina Isabel la Católica en conmemoración de la decisiva batalla de Toro (1476). Su reinado pondrá las bases de la época más grandiosa de España. Ejemplo del gótico isabelino, Juan Guas y Egas Cueman fueron los maestros mayores. El emblema de los RR.CC multiplicado hasta el infinito: águila de San Juan con la I y la F, yugo y las flechas y el lema “tanto monta”.

Destacar asimismo el Convento de Santo Domingo el Real por su íntima conexión con el genial cretense, aquí enterrado, y para el que pintó sus primeros cuadros al llegar a Toledo. Y el de San Pedro Mártir, uno de los más importantes de la ciudad. Está aquí enterrado el inmortal Garcilaso de la Vega e inspiró, ya en el XIX, a Becquer la célebre leyenda “El beso”.

Mención aparte merecería La catedral de Santa María o Catedral Primada de España el opus magnum del estilo gótico en España. Por la gran cantidad de joyas que atesora exigiría un artículo en exclusiva. En 1227, reinando San Fernando y siendo arzobispo el Cardenal Jiménez de Rada, se colocó la primera piedra. Cada una de las capillas con interesantes retablos, ilustres enterramientos (D. Álvaro de Luna, el Cardenal Mendoza, reyes de Castilla… ). La acumulación de artes y artistas, estilos y épocas causa sensación a quien entra. Colección amplia de lienzos de Lucas Jordán, Pantoja de la Cruz, Morales “El Divino”, Rafael, Zurbarán, Goya, Van Dyck, Rubens, El Greco. El apoteósico Transparente de Narciso Tomé. Y la sublime Custodia de Juan de Arfe. La Catedral Primada aglutina todos los tiempos. Tiempo habrá de dedicarle más espacio, bien lo merece.

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